martes, septiembre 21, 2010

"La derrota de Chávez"


POR:ROBERTO GIUSTI.


El listón electoral está tan alto que no llegan y el águila comerá algo distinto a moscas

Sin conocer los resultados de este domingo me atrevería a pensar que el gran derrotado será Hugo Chávez. En primer lugar porque después de la debacle (retiro) de la oposición hace cinco años, que la dejó sin ningún tipo de representación en la Asamblea Nacional, cualquier cantidad de diputados que obtenga significará un avance. Así sean diez o veinte, que serán muchos más, el foro va recuperar su naturaleza plural y la presencia de una bancada crítica hará valer el derecho a la disensión. Así, quedarán atrás los tiempos de las votaciones automáticas, donde los monigotes, supuestos representantes del pueblo, alzaban la mano en cumplimiento de las órdenes dictadas desde Miraflores sin tener la más remota idea de qué iba el asunto.

Pero también será una derrota desde la perspectiva chavista porque su listón lo colocan tan alto que nunca podrán alcanzarlo. Ellos, que en realidad es Chávez, no se conforman con los dos tercios (igual lo tienen bien peludo) y sólo conciben, como buenos aspirantes al totalitarismo, una Asamblea colmada por el ciento por ciento de la representación roja (ese fue regalo de la oposición en el 2005) y eso es imposible en un país donde sobrevive la institución del voto. A menos que hagan de esta cosa caótica y trágica que han creado una dictadura pura y dura, es decir, si se atreven a desconocer los resultados y/o liquidar al Parlamento.

Luego está la conversión de la campaña en un plebiscito, donde la competencia entre iguales por la representación de determinadas zonas con características y problemas bien específicos, se convirtió en un no o un sí, a favor o en contra, no sólo de Chávez sino de su intención de utilizar los resultados (supuestamente favorables) como trampolín para consolidar su poder sobre la base de una supuesta “dictadura del (lumpen) proletariado” que, en realidad, es la de sus amigotes y demás lamebotas.

Ante unos candidatos inodoros, insípidos e incoloros, que sólo saben inclinar el morro ante la voz del jefe, una vez más éste se echó la campaña al hombro y sobre la base del ventajismo y el uso corrupto de los recursos del Estado, espera imponerse de nuevo. Supongamos que pueda. Pues bien, de acuerdo con todas las tendencias, el resultado será apretado y si lo logra es posible que se dé la paradoja de tener una mayoría de diputados con una minoría de votos. Una incongruencia y una negación de principios básicos de la democracia que no sólo pondrían de relieve la trapisonda montada en la propia Asamblea, sino la ilegitimidad de una representación que no se corresponde con la realidad política y electoral del país. ¿Qué pasaría entonces? Lo ignoro. Pero sí creo que el águila, aquella que se jacta de no comer moscas, partiría con plomo en el ala hacia el 2012 y lo que puede saborear sería algo muy distinto al poder.



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5 comentarios:

Anónimo dijo...

CONTINUACIÖN DEL ANTERIOR:

Francisco Alarcón
¿Por qué Chávez perderá las elecciones?

Septiembre 21, 2010

...Así que Chávez comenzó a cavar su propia fosa en esta oportunidad, equivocó su campaña y fue tanto su desespero que evidenció que no poseía ninguna organización partidista y despersonalizó a sus candidatos que nadie conoce y además les endosó su catastrófica gestión de gobierno de doce años. Nada nuevo para ese chavismo que se consume en su propia hoguera y que no le quedó más remedio que, suplicar los votos que una vez tuvieron y se encargaron de despreciar con el chantaje. Por eso, el oficialismo debe perder las elecciones porque no existen organizadamente ni mucho menos son mayoría como ellos se lo creyeron, porque se burocratizaron y desertaron del pueblo venezolano, porque depauperaron a Venezuela, por estas causas el oficialismo, o chavismo, debe perder las elecciones del domingo 26 de septiembre de 2010.

Anónimo dijo...

Yon Goicoechea

“La caja negra y el 26S”

Septiembre 21, 2010

Estas elecciones indicarán cuál es el camino a seguir

El 26S los venezolanos contaremos con un foro de debate. Por cinco años se han eludido los temas principales de nuestro país y no existen espacios para discutirlos. Las universidades son chavistas u opositoras, al igual que la mayoría de los medios. Las instituciones públicas nacionales están cerradas a quien no sea chavista y no se produce el necesario diálogo entre los bloques de poder. La comunicación política en nuestro país se ha limitado al insulto y, monotemáticamente, ha girado en torno a Chávez.

Gane quien gane, del 26S resultará una Asamblea Nacional plural. Esto significa que los asuntos incómodos tendrán que discutirse, ningún partido lo podrá evitar. No podrán silenciar más el problema de la inseguridad, ni el de los servicios públicos, por ejemplo. Se cuestionará la ley de presupuesto anual de la nación y cada crédito adicional, cada operación de endeudamiento público tendrá que someterse a juicio colectivo. No seguirán regalando en silencio nuestra Faja del Orinoco, ni repartiendo las concesiones mineras de los venezolanos, como quien reparte cotillones en una piñata. Cada decisión política estará sujeta a la contraloría de los diputados y, más importante, al escrutinio de la opinión pública. En cinco días ganaremos el hecho mismo de discutir y sacaremos de la caja negra los manejos del Estado.

Ahora bien, si no alcanzamos mayoría no podremos detener el avance del PSUV hacia el comunismo. El 26S es un paso que nos va a fortalecer para el 2012, pero no es la batalla definitiva. Estas elecciones indicarán cuál es el camino a seguir, si el que ha propuesto la MUD (la unidad es más importante que los procedimientos) o el propuesto por factores como Leopoldo López y algunos partidos no tradicionales (primarias y procedimientos democráticos son tan importantes como la unidad en sí). Queda claro que el presidente ya no es mayoría, ahora, el pueblo dirá si los líderes de la oposición tradicional pueden llegar a serlo.

yon.goicoechea@gmail.com
@yongoicoechea

Anónimo dijo...

El amigazo Chávez

Fernando Londoño Hoyos

El próximo domingo estarán de elecciones nuestros hermanos venezolanos. La Asamblea Nacional, que en una muy poco brillante decisión se le había dejado íntegra a Chávez, tendrá voces opositoras, que podrían ser mayoría, si los opositores votan y si el Consejo Electoral reconoce esos votos. Chávez sabe que el momento es crucial y se lo está jugando a su peculiar manera. Injuriando la oposición, amenazándola, encarcelándola, regando sus manifestaciones con gases lacrimógenos y utilizando sus recursos extremos, como aquel de entrar en pelea franca con los Estados Unidos, y con su “asesino” Presidente, y haciendo las paces con Colombia, ahora con su amigazo Santos.

Tal vez el próximo lunes sabremos lo que pasó en Venezuela. O tal vez lo sepamos más adelante, o tal vez nunca. Chávez hace con el Consejo Electoral lo que le viene en gana, incluida en su real gana la de no permitir que se sepa lo que en las elecciones ha pasado. Esta es la hora en la que no sabemos de las últimas, salvo que el chavismo perdió. Por cuánto, no se ha dicho, ni se dirá nunca.

En lo que a nosotros concierne, sea cualquiera el resultado de las urnas vendrá una nueva andanada de improperios, de amenazas, de desplantes. Porque el 27 de septiembre ya Chávez no necesitará de nuestros amores. Salvo que quiera que nuestros exportadores le llenen las estanterías de sus tiendas, claro que sin pagarles un peso, Chávez volverá a su viejo lenguaje, a sus técnicas histriónicas, a sus enfermizos arrebatos. El presidente Santos aprenderá que una ciclotimia no se cura con abrazos y los que hayan creído verdadero este amor, tendrán un nuevo desengaño.

Será entonces la hora de examinar lo que ganamos con esta “meliflua” diplomacia. Ni siquiera nos pagaron viejas deudas, y por supuesto no quedaremos incluidos en las privilegiadas listas de aquellos a los que se paga con divisas baratas. Los empresarios volverán a sus afectados balances y los que resolvieron que Santos lograba en dos meses lo que Uribe no pudo en ocho años, tendrán que migrar a otras historietas.

Desde luego que quedarán sumidos en la penumbra los campamentos de las Farc en la frontera. La desautorización a nuestro Embajador en la OEA no producirá resultados.

Le quitamos piso moral a nuestro Embajador, perdimos el poco de dignidad que nos quedaba y los Grannobles y Timochenkos y Grandas y Márquez seguirán en las suyas. La cocaína seguirá cruzando por la autopista venezolana hacia Europa, y Norte de Santander y Arauca seguirán padeciendo los secuestros, las extorsiones y los asesinatos que cuestan esos deplorables vecindarios.

Mientras estas cosas ocurren, nos seguimos comprometiendo más a fondo en incomprensibles aventuras internacionales, como la de Unasur.

Se trata de abrirle espacio al imperialismo brasilero, del que nadie dice una sola palabra. El Brasil tiene vocación imperial desde sus raíces. No es en vano que su más bella ciudad colonial se llame Petrópolis, en homenaje a Pedro I Emperador. Y que el Barón de Río Branco haya sido exaltado a los altares patrios, por haber redondeado a favor del imperio un millón de kilómetros cuadrados del vecindario, donde estamos incluidos.

A un imperio le molesta otro y le fastidian fuerzas de equilibrio. Por eso la OEA le parece mala a Lula, pues que Estados Unidos, Canadá y México estorban sus afanes de poder. Con la señora Roussef, todo será peor.

Chávez y Unasur, dos hechos en apariencia tan separados y en verdad tan cercanos. Porque son hijos de una sola cuestión histórica, nuestra dramática inhabilidad por los asuntos internacionales.

Por ese camino nos estamos metiendo en las fauces del lobo. Que tienen una visión cercana y detestable, la que representa Chávez en Venezuela, apoyada aquí por Piedad Córdoba, los jesuitas comunistoides y otras alimañas parecidas. Y otra menos patente, pero mucho más peligrosa, poderosa y pavorosa, la que implican los arrestos imperiales del Brasil.

Que nos quede el triste consuelo de haberlo advertido cuando era tiempo.

Anónimo dijo...

Francisco Alarcón
¿Por qué Chávez perderá las elecciones?
Septiembre 21, 2010
Esbozaremos en forma sucinta porqué Chávez debe perder las elecciones del 26 de septiembre. Quedó demostrado que el PSUV es un partido virtual sin militancia tangible sino de movilizaciones espasmódicas, cuando se obliga a los empleados públicos a ponerse una camisa roja y a marchar; comprobándose al mismo tiempo que perdieron la calle. Chávez quedó sin blancos, antes tuvo siempre un blanco fijo o se encimaba sobre la supuesta oligarquía, ahora no lo pudo hacer con tantos candidatos, sin poder atinar ni siquiera a uno. Salir en un camión con altavoces lleno de guardaespaldas es una manera extraña de hacer campaña, quien no patea las calles, los barrios en este país no puede ganar. En esta oportunidad no logró trasmutar la campaña en un plebiscito por lo que dijimos anteriormente, cuando no encontró una diana disponible y no tuvo a quien lanzarle sus improperios. Se descontroló con la cantidad de gente joven y nueva representación de la disidencia presentada unitariamente. Su campaña fue repetitiva y signada por la decadencia con las molestias que causan sus cadenas diarias, insípidas e insustanciales. El cierre de campaña chavista es una manifestación desesperada con un supuesto “Torbellino” convocado para el jueves y cómo sitio de cierre escogieron la Plaza Venezuela lugar no acostumbrado por ellos para estos actos, donde prevalece la disidencia y de mucho menor espacio que la Av. Bolívar.

En el ámbito internacional Vargas Llosa le hizo un gran favor a la disidencia venezolana, alertando sobre la posibilidad de un fraude, esta vez le ahorró esfuerzos a los opositores al régimen para que la gente se mantenga alerta sobre lo que pudiera ocurrir en el CNE, o con la posibilidad palpable que se vea y voten más gente de oposición y ganen más candidatos oficialistas por los cambios de circuitos. Todo quedará para ser juzgado por sus propios actores, candidatos, votantes, Plan República, CNE, opinión pública nacional e internacional, el final lo protagonizará el pueblo venezolano con sus votos y la historia lo recogerá con la mayor veracidad.

Lo demás lo conoce todo el mundo, se ha denunciado y se ha manoseado, se seguirá viviendo por mucho tiempo ante un país destrozado, sin manera alguna que puedan resolverse los problema al corto plazo como la electricidad, y que ojalá las fallas no ocurran durante las votaciones y el régimen trate de trasladarle las culpas a la disidencia diciendo que son sabotajes. Ojalá que tampoco está vez sobrevengan hechos de violencia con motorizados tratando de atemorizar a la gente, ya esos tiempos pasaron como igual pasaron los vicios de la cuarta república; actualmente la que se juzga es a la quinta con suficientes vindictas y errores como para echarlos de la Asamblea, queriendo acabar con el orden jurídico de este país, malversando leyes y pretendiendo trocar la voluntad del pueblo

Historia es todo, es la Venezuela empobrecida en que hoy estamos sin alimentos para comprar ni medicinas, con una hiperinflación indetenible, con un elevado desempleo y con una inseguridad que mata. Somos las victimas del “socialismo del siglo XXI” quienes saldremos a votar masivamente para comenzar a salvar este país.

Alma Mateos Taborda dijo...

El poder no es perpetuo, cuando se debilita indefectiblemente comienza a perderse. Es el precio a los errores, tarde o temprano se pagan. Un abrazo.